Si tu hijo se niega a comer sólidos y estas empezando a cuestionarte la importancia de la masticación, piensa que la introducción de alimentos sólidos no es un capricho social, sino que cumple varias funciones importantes en el desarrollo de tu hijo como son
- Le proporciona una dieta más variada y saludable
- Le permite distinguir mejor los sabores y probar diferentes texturas
- Y por último desarrolla toda la musculatura de la boca y de la cara, que luego será muy importante para una correcta articulación del lenguaje. Ten en cuenta que para hablar, tu hijo utiliza su lengua, labios, dientes, paladar, etc. para lo que es imprescindible que tenga un buen control de los mismos y un adecuado tono muscular.
La masticación es un ejercicio perfecto para desarrollar todos estos objetivos
Muchos padres os preguntáis la importancia de comer alimentos sólidos, sobre todo cuando vuestros hijos no aceptan el cambio o lo viven con gran dificultad. Lo fácil es justificarse diciendo que tu hijo es todavía pequeño, o que tiene tiempo, por lo menos hasta los tres años, cuando vaya al colegio.
¿Qué pasa si esperas? Por norma general, cuanto más tardes más le costará. Si lleva tres años comiendo purés y de repente le metes sólidos, tu hijo quedará desconcertado, se mostrará reacio y sólo querrá lo conocido, que son sus purés.
Para favorecer la masticación puedes seguir estas recomendaciones:
- Armarte de paciencia y positividad, lleva a cabo un ritual y repítelo hasta que se convierta en rutina, todo con mucho cariño.
- Puedes empezar variando las texturas, pasa de la batidora al pasapurés o al tenedor para triturar los alimentos.
- Introduce en su comida triturada pequeños trozos de alimentos fáciles de masticar como trocitos de fruta en su yogurt o cachitos de queso en su puré. Es importante que aunque los rechace se los sigas ofreciendo para que vaya probando. Si no quiere no pasa nada, mañana lo volverás a intentar. Tendrás que probar con distintos alimentos hasta encontrar sus preferidos. No merece la pena forzarle, debes respetar cuando dice no. Recuerda que la comida tiene que ser un momento agradable.
- Recompensa sus pequeños logros diciéndole: «¡muy bien, lo has probado!, ¡qué mayor!».
- Reduce la cantidad de puré y complétalo con algún alimento fácil de comer como un filete de carne picada, pescado, tortilla o plátano.
- Coloca los alimentos, como pan o un trozo de fruta, entre los dientes de tu niño a un lado de la boca y controla el movimiento de su mandíbula. Para estimularle a morder se tira ligeramente del pan o la fruta. El niño tiende a cerrar la boca apretando su mandíbula.
- También puedes ponerle un trocito de alimento sólido haciendo una leve presión sobre sus muelas al colocárselo. Una vez que lo haya mordido, las mandíbulas deben quedar cerradas.
- Puedes utilizar un calendario, como el de la foto, en el que irás marcando los días que ha comido algo sólido, dándole la oportunidad de conseguir, al final del día un premio que puede ser, divertirse juntos con su juguete preferido, comer un helado o una golosina… Para conseguir los premios cada vez se le exigirá el haber comido más raciones. Luego será un número determinado de días comiendo sólidos para conseguir el premio el fin de semana.
Y recuerda, si no come la ración sin triturar no le riñas, tan solo dile que no ha conseguido el punto que le acerca al premio.