Enseña a tu hijo a ir al baño en 9 pasos

Es importante elegir bien el momento de enseñarles a ir al baño solitos, lo primero de todo es averiguar si el niño está preparado, porque no hay una fecha establecida para comenzar. Por norma general, hay que considerar que gran parte de los niños logran el control diurno entre los dos y los tres años, y entre los tres y los cinco años, aproximadamente, se adquiere el nocturno.

Muchos padres aprovechan el verano para iniciar el “entrenamiento» porque los niños llevan menos ropa y es más fácil vestirse y desvestirse. Además, en caso de escapes fortuitos, los padres tienen menos ropa que lavar.

  1. Aprende a identificar cuando tu niño/a está listo

Algunos niños están listos para iniciar el proceso de retirada del pañal a los 18 meses de edad, pero hay otros que no demuestran interés hasta que tienen 3 años o más.

Lo importante es detectar las señales que indican que ya está listo. Son de tres tipos:

Señales físicas

  • Tiene equilibrio y coordinación para caminar y correr de forma estable.
  • Orina bastante de una sola vez.
  • Sus deposiciones son blandas y bien formadas.
  • Se mantiene «seco» por períodos de al menos tres o cuatro horas.

Señales en su comportamiento

  • Se mantiene sentado en la misma posición por dos a cinco minutos.
  • Puede subirse y bajarse los pantalones y la ropa interior por sí solo.
  • Le molesta tener sucio el pañal.
  • Intenta imitar a los adultos cuando van al baño.
  • Le gusta ser independiente.
  • No dice a todo que «no».
  • Se muestra orgulloso de sus logros.
  • No parece resistirse a aprender a usar el orinal infantil.

Señales cognitivas

  • Obedece instrucciones sencillas como «dame el oso».
  • Comprende la importancia de guardar las cosas en su lugar.
  • Tiene palabras que pueden ser propias, para las deposiciones y la orina.
  • Sabe cuándo tiene que ir al baño y es capaz de decírtelo antes de hacerlo.

2. Busca el equipo necesario

Invierte en un buen orinal o en un asiento especial que se acople al inodoro de tu baño, esto evita  los nervios de enfrentarse con el retrete grande, algunos niños tienen miedo a caerse dentro o les asusta el ruido al tirar de la cadena.
Búscale el mejor orinal y pídele que te acompañe a comprarlo. Cuando lo lleves a casa, escribe en él su nombre y deja que lo decore con pegatinas o que juegue con él.
Si compras un asiento adaptador para el inodoro, revisa que sea cómodo y seguro. Compra también un banquito o peldaño para que tu niño pueda apoyar los pies y subir y bajar del inodoro con facilidad. También le ayudará a tener firmeza y estabilidad y a empujar al evacuar.

3. Crea una rutina para tu hijo

Haz que tu hijo se siente en su orinal una vez al día, después de desayunar, antes de bañarse o cuando normalmente suele hacer pis o caca.
Debe aceptarlo como parte de su rutina diaria.
Pon el orinal en un lugar accesible y conveniente. Puedes llevarlo al jardín o al cuarto donde suele jugar.
Si no se quiere sentar, no te preocupes, no le fuerces ni le obligues.
Y, sobre todo, no insistas demasiado si lo notas aprensivo, lo mejor es guardar su orinal y dejarlo a un lado algunas semanas o un mes y más adelante volver a intentarlo.

4. Enséñale cómo se hace e incúlcale los hábitos de higiene

Los niños aprenden imitando a los adultos, por lo tanto la manera más natural de que aprendan a usar el inodoro es viendo a sus padres hacerlo.
En el caso de los varones, es más fácil que empiecen a hacer pis sentados y que más adelante el papá o un hermano mayor les enseñe a hacer pis de pie. Seguro que no tardará nada en imitarlo.
Cuando le estés mostrando a tu hijo cómo se usa el inodoro, debes explicarle lo que estás haciendo paso por paso: enséñale lo que has hecho, cómo te limpias y tiras de la cadena, y al final, cómo te vistes y te lavas las manos.
Aunque le ayudes a bajarse, subirse la ropa y limpiarse por algún tiempo, verte le ayudará a entender el proceso.
Si tienes una niña asegúrate de que se limpie de adelante hacia atrás, especialmente después de hacer caca, de esta forma se reduce el riesgo de que sufra infecciones urinarias.

5. Explícale el proceso tantas veces como sea necesario

Las instrucciones tienen que ser muy sencillas al principio e irlas complicando poco a poco. Enséñale a tu hijo la conexión entre hacer caca y el retrete. La próxima vez que ensucie el pañal, llévalo a su orinal, siéntalo y luego vacía el pañal en su orinal por debajo de él. Esto le ayudará a asociar el acto de sentarse en el orinal y hacer caca.
Vacía el contenido de su orinal en el inodoro para que vea adónde va su caca. Déjale que tire de la cadena, pero si no quiere hacerlo, no insistas porque es posible que le de miedo.

6. Motívalo para que sea independiente  

Motiva a tu hijo a usar su orinal siempre que tenga ganas de hacerlo. Si necesita ayuda para subir y bajar sus pantalones, faldas o ropa interior, asegúrate de que sepa que te lo puede pedir a ti y que tú lo llevarás al baño cuando quiera.
Permítele que de vez en cuando circule por la casa sin pañales y mantén su orinal a mano. Cuanto más tiempo lo dejes sin pañal, más rápido aprenderá. A veces será necesario limpiar algunos charquitos, pero no te preocupes ni te enfades.
Dile que puede usar su orinal cuando quiera y de vez en cuando recuérdale que está ahí para cuando lo necesite.
Procura motivarlo tranquilamente para que permanezca sentado al menos durante un minuto. Te será más fácil lograrlo si le haces compañía, habla con él o lee su libro preferido.
Supervísale cuando practique y, en caso de que sea necesario, corrígele con bromas. Elógiale cuando use correctamente el orinal. Así empezará a darse cuenta de sus logros. Procura halagarle, sin exagerar, y evita transformar cada ida al baño en un gran acontecimiento, de lo contrario tu hijo empezará a ponerse nervioso o avergonzarse ante tanta atención.

7. Recurre a estímulos positivos: comprar ropa interior de entrenamiento

Puede servirte de ayuda la ropa interior infantil con una protección extra absorbente, o pañales desechables que se suben y bajan como la ropa interior, ya que permiten que tu hijo se los quite y se los ponga él solo.
Sea cual sea la opción que elijas, introdúcela unas horas cada día, y sigue poniéndole pañales normales por las noches.
Cuando tu hijo empiece a usar el orinal de forma consistente, puedes pasar a la ropa interior normal. A algunos niños les motiva mucho usar ropa interior con sus personajes favoritos.

8. Acepta sus “escapes fortuitos” con buen humor

Lo normal es que, antes de que el niño domine completamente el arte de ir al baño solo, tenga  una serie de pequeños «escapes fortuitos». Si esto ocurre, no debes enfadarte, piensa que hasta hace muy poco tiempo tu hijo aún no tenía completamente desarrollados sus músculos y, por lo tanto, no lograba contener la orina o las deposiciones.
Si vistes a tu hijo con ropa fácil y rápida de quitar, reduces las probabilidades de accidentes. Cuando esto pase, recuerda que no hay que regañarle, sólo dile que hay que usar el baño.

9. Comienza el entrenamiento nocturno

Aunque tu hijo se mantenga limpio y seco durante todo el día, suelen pasar varios meses, o incluso años, hasta que logre controlar sus necesidades durante la noche, o sea que aún no te deshagas de sus pañales.
Para ayudarle a mantenerse seco, no le permitas beber demasiado líquido antes de acostarse y recuérdale que si se despierta en medio de la noche, te puede llamar para que le ayudes a ir al baño. Otra cosa que puedes hacer es colocar su orinal al lado de la cama por si quiere usarlo.
Cuando empieces con el entrenamiento nocturno, cubre el colchón con un plástico o una protección impermeable por debajo de la sábana y acuesta a tu hijo sin pañales. Si pasa la noche seco, acompáñalo al orinal o al baño en cuanto se levante.
Si tu pequeño no permanece seco por la noche, vuelve a ponerle los pañales de noche e inténtalo otra vez al cabo de unos meses.

Recuerda

Ten en cuenta factores emocionales que pueden afectar al niño para dejar el pañal en ese momento, como puede ser un divorcio, una mudanza, el nacimiento de un hermanito o un cambio significativo en su ritmo de vida habitual.

Cuando tu hijo esté listo para aprender esta nueva habilidad, lo hará con éxito. Y si en lugar de tratar de apresurarle esperas a que esté verdaderamente preparado, todo el proceso será mucho más fácil y menos latoso, tanto para ti como para tu hijo.