Cómo conseguir que tu hijo deje a un lado las rabietas y pataletas

Las rabietas y pataletas son conductas frecuentes y pasajeras en los niños de 2 a 3 años que consisten en llorar, gritar, tirarse a suelo, patalear…, etc. Surgen ante nuestra negativa a satisfacer una petición, un capricho o un deseo de nuestro hijo. Otros comportamientos parecidos aparecen entre los 3 y los 6 años de edad pero podemos calificarlas como conductas rebeldes o malos modales.

Las rabietas son normales y saludables, ya que son la manera más sencilla que tienen nuestros hijos, a esta edad, de expresar sus sentimientos de frustración ante las decisiones que sobre ellos adoptamos los padres y que no son de su agrado.

Cuando los padres no actuamos de forma correcta, las rabietas y pataletas pueden convertirse en un problema de conducta que irá aumentando en intensidad, frecuencia y duración a lo largo de la infancia.

Nuestros hijos aprenden experimentando. Si una conducta espontánea, como puede ser la pataleta, logra atraer inmediatamente nuestra atención y, sobre todo, cambia nuestra decisión final, nuestro hijo aprende a usarla como una estrategia muy eficaz para conseguir aquello que le apetece o eludir sus obligaciones. Lo que debemos tener claro es que las rabietas y pataletas son una manera improcedente y desadaptada de llamar nuestra atención.

Las razones por las que cedemos ante las rabietas de nuestros hijos están muy claras: es una forma rápida de acabar con esa conducta que tanto nos desagrada, sobre todo si estamos cansados o estresados. Otro motivo puede ser porque nos sentimos avergonzados por lo que puedan pensar o comentar las personas que nos rodean en un lugar público, sean amigos o no. En otras ocasiones simplemente pensamos que no ceder es hacerle sufrir inútilmente por algo que tampoco tiene tanta importancia.

En todos los casos, debemos ser conscientes de que ceder ante las rabietas y pataletas empeora las cosas a largo plazo, ya que reforzamos la idea en nuestro hijo de que ésa es la forma de conseguir lo que quiere y además consigue llamar nuestra atención.

 ¿QUÉ PUEDO HACER?

    • No consentir la rabieta. Cuando empieza, lo mejor es ignorarla. Si se trata de una conducta violenta o destructiva, contenlo físicamente, mostrando una actitud firme y enérgica.
    • Si no es posible ignorar la rabieta porque nos encontramos en un lugar público, dale la oportunidad de tranquilizarse. Llévale a otra habitación, lo importante es colocarlo en un lugar apartado y aburrido, durante unos minutos (3 minutos para un niño de 3 años) que tu hijo sienta que la rabieta tiene unas consecuencias negativas. No lo mires ni le hables.
    • No podemos hacerle razonar bajo los efectos de la rabieta, lo mejor es alejarse de él, no reñirle o castigarle, ya que podemos aumentar la intensidad de la conducta que tratamos de eliminar.
    • Una vez desaparecida la rabieta no hagas ningún comentario, ya que sería una forma de prestarle atención.
    • Es importante que conozcamos nuestro nivel de tolerancia y apartarnos cuando es necesario, dejando la situación en manos de otro adulto que esté más sereno. 

PARA PREVENIR LA APARICIÓN DE LAS RABIETAS PUEDES HACER LO SIGUIENTE:

  • Préstale atención cuando muestra conductas positivas. Elógiale cuando se porta bien, que reciba una atención especial cuando su comportamiento es adecuado.
  • Evita la lástima o la sobreprotección que hará que cedas a los deseos de tu hijo.
  • Establece límites y normas claras, le da seguridad y le ayuda en su crecimiento. Algunas normas pueden ser: no gritar al enfadarse, no contestar con malos modos, no romper o tirar las cosas de casa… Incumplir las normas conlleva un castigo.
  • Enséñale a aplazar la recompensa. No le concedas siempre y de inmediato sus deseos, debe aprender a esperar y guardar turno desde las cosas más cotidianas como, por ejemplo, para comer o para hablar.
  • Mejora su tolerancia a la frustración exponiéndolo a pequeñas contrariedades en su vida cotidiana, por ejemplo, a perder en los juegos, a comer todo lo que le apetece, etc.
  • El retraso en el lenguaje puede ser un factor de riesgo. Las rabietas en niños pequeños con dificultades del lenguaje suelen ser una forma de transmitir sus sentimientos. También las mismas dificultades para comunicarse pueden provocar la pataleta. Lo mejor es enseñarle otra forma más adecuada de expresar la frustración y estimular el lenguaje.

Si ves que no puedes controlar la situación, que te desborda, te angustia, te resulta violenta, si no puedes ponerte de acuerdo con tu pareja, si ves que tu hijo se lastima, puedes pedir una consulta para que estudiemos tu caso y te orientemos.

Un comentario en “Cómo conseguir que tu hijo deje a un lado las rabietas y pataletas

  1. Los pequeños de esta edad no tienen autocontrol de sus emociones. La inteligencia emocional se está desarrollando al igual que el lenguaje. Por eso podemos decir que las rabietas es una forma inadecuada de manifestar su frustración, más o menos habitual.

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